XXVIII
DEFÍNETE COMO MÁSTER / NARRADOR
Soy firme creyente de que todos tenemos ideas. Cuando dirijo, yo ofrezco una de esas ideas a los jugadores. Estará más o menos pulida, tendrá más o menos detalles. Pero tendrá muchas posibilidades. Problema: soy finita, yo podré idear un número finito de posibilidades a desarrollar. Si fuerzo una de esas soluciones, estaré llevando a mis jugadores en el trenecito de la bruja: en una vagoncito con un señor disfrazado con un traje de los chinos gritando "buh". Ojo, no tiene por qué ser malo... ¡hay viajes alucinantes sobre raíles! Simplemente, me parece que para que esos viajes sean alucinantes hay que hacer una preparación previa bestial, y yo soy vaga. Muy vaga. Punto. Solución: si doy a mis jugadores la posibilidad de sacar ellos sus propias ideas, sus propias soluciones, ese universo finito lo seguirá siendo, pero multiplicado por el número de mentes pensantes (o no) de la sala. La narración sobre raíles tiene sus ventajas, pero me parece más divertido ofrecer un escenario y ver qué sale.
El reto de los 30 días es una idea de los chicos de Trasgotauro.
Oye, a lo mejor los jugadores piensan que lo mejor es meter marcha atrás e irse de cañas. Yo lo haría, si fuera ellos. |
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