VII
TU MAYOR PIFIA EN UNA PARTIDA DE ROL
Aquelarre. Sobre las dos de la mañana, todo hay que decirlo, después de cinco días de rol y risas. El siempre versátil Ninjako nos condujo al hijo de un noble, un monje y dos criados a un monasterio donde había sospecha de actos contra natura y coyuntura demoníaca. Lo habitual, vamos.
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Van un español, un inglés y un jaaaarrlll |
Mientras los jefazos hablaban con la gente importante, a los subordinados nos mandaron a dormir a una celda monástica... habíamos dormido en sitios peores, la verdad.
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¡Una camaa! ¡¡Una camaaa!! |
En mitad de la noche, mi personaje escucha un ruido sospechoso. Tirada de escuchar. Un 98. Y yo tenía un 15 o así. Bieeen... El máster me describió (con mucho gusto, hay que decirlo) la situación. Fue algo así como "escuchas el lúbrico sonido de carne sobre carne en coyuntura carnal, y gritos y gemidos de contenida pasión". De noche. En un monasterio. De una orden evidentemente masculina. De clausura.
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Do you think I'm sexy? Pues el padre Damián nos vuelve locas, locas locas... |
Ni que decir tiene que mi personaje pasó el resto de su estancia en el monasterio con el culo pegado a la pared. Pero eso no es lo peor. Lo gracioso viene cuando el hidalgo saca otra pifia, esta vez en observar, y vio lo que yo había oído, en estéreo y tecnicolor.
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El horror... el horror |
Lo que me encantó fue la explicación del máster, ya a eso de las cuatro de la mañana, cuando le preguntamos por nuestras visiones. Nos dijo: "habéis visto y oído lo que esperábais ver y oir". Y tenía razón. Esta revelación me hizo darme cuenta de que... no, no os lo voy a contar hoy. Me lo reservo para más adelante.
El reto de los 30 días es una idea de los chicos de
Trasgotauro.
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